Pocas semanas antes de que cinco tiros a quemarropa segaran su vida, Andrés Bracamonte, líder histórico de la barrabrava de Central, le dijo en un café a Germán de los Santos, periodista de LA NACION, que si lo mataban “la ciudad se incendia”. A Pillín lo asesinaron el sábado a la noche, y el lunes a última hora su cadáver fue trasladado desde el Instituto Médico Legal hasta el cementerio El Prado, de la vecina localidad de Pérez. No hubo procesión ni desmanes, aunque se implementó un fuerte refuerzo de seguridad en lugares clave y rige un tácito armisticio. Sin embargo, comenzaron a aparecer algunas manifestaciones.